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El silencio y lo significativo que es



Este post nació de lo que me despertó un seminario que estoy dando a adolescentes. La vida que ell@s viven es tan distinta de la que yo viví como adolescente...

El acceso a internet y redes sociales constante e inmediato que tienen ell@s hoy, a través de sus dispositivos móviles, minimiza mucho su posibilidad de entrar en contacto con espacios vacíos de contenido de cualquier tipo, espacios de silencio...


No sólo l@s adolescentes hoy, sino tod@s, estamos muy acostumbrad@s a poner nuestra atención en las palabras. Desde pequeñ@s l@s adult@s en nuestras vidas nos dijeron que les prestáramos atención. Tanto en casa como en la escuela, el hincapié estaba en poner atención a lo que nos dijeran.

Nadie nos dijo qué tan importante es el espacio entre palabras. Por eso te lo voy a decir en este post. No sólo entre palabras en voz alta, sino también entre palabras mentales, entre emociones y entre sentimientos.


Durante una de las sesiones del seminario les sugerí a l@s participantes poner su atención en los espacios de silencio que dejaba yo entre una palabra que les decía y la siguiente.

Hoy te propongo a ti algo similar:

Lee este texto en voz alta, sin correr, poniendo tu atención en el espacio entre sus palabras.


Fíjate que no tienes que dar vida a ese espacio, simplemente está ahí. Mientras lees, date cuenta de que solo hay una experiencia de espacio, una especie de brecha, una especie de silencio, entre las palabras que estás leyendo.


Necesitas hacer un tipo de esfuerzo por atender al silencio, que sería una intención o una decisión por hacerlo. Nota ese espacio de silencio entre las palabras y date cuenta de que también está alrededor de ellas y es casi como una sensación en tu cuerpo. Observa que esta sensación la puedes seguir notando incluso mientras vas leyendo en voz alta. El sonido de tu voz formulando palabras no hace que el silencio se vaya, sólo es un sonido que surge dentro del silencio.

De la misma manera, un pensamiento surge dentro de él, o una emoción o un sentimiento.

Poniendo tu atención en el espacio de silencio entre objetos que aparecen, en lugar de en los objetos en sí, estás notando el silencio dentro de ti, en el cual surgen estos objetos que van y vienen, mientras el silencio se queda.

Esto es en lo que se basan las prácticas espirituales, como p.ej. la contemplación. Esta, en esencia, es una especie de ser consciente de ese espacio de silencio, ya sea entre palabras dichas en voz alta o entre palabras que están en tu mente, entre una onda de emoción y la siguiente, entre un sentimiento y el siguiente.


La importancia de ponerle atención al silencio está en que en este acto se encuentra el acceso a la esencia de tu ser. Poder acceder y, con el tiempo, vivir desde tu esencia imposibilita que tus pensamientos y emociones te provoquen estrés, preocupación, ansiedad, tristeza, ira, frustración, falta de energía e incluso pérdida del sueño.

Cuando dejas de percibir estos sentimientos como abrumadores, ya no pueden secuestrar tu toma de decisiones y dirigir tu vida, sino que tú lo haces.


A menudo, mientras observamos este silencio, nuestra mente comienza a generar muchos pensamientos. A la mente (especialmente el ego) le gusta tener algo a lo que dirigir su atención y dirigirla al silencio le resulta demasiado pequeño.

Por ello es probable que, mientras leas estas palabras en voz alta y tu intención sea poner tu atención en el espacio de silencio entre ellas, te vengan pensamientos, emociones o sentimientos.


Si a tu mente, que, supongo es parte de una persona adulta, que se crió en una época donde el internet aún no existía, le cuesta poner atención en el silencio, imagina lo difícil que debe ser para una persona adolescente hoy, que ha nacido después del internet y está acostumbrada a poner la atención en objetos muy variados, inmediatamente al alcance y siempre disponibles, a través de un aparato digital móvil, con acceso a internet...


L@s adolescentes de hoy, a pesar de llevar mucho menos años que nosotr@s en este mundo, necesitarán, al igual que la mayoría de nosotr@s, de un tipo de práctica de contemplación que consista en poner la atención, no en el silencio, sino en algún objeto a contemplar, cómo por ejemplo la respiración (hago referencia a ello en este post https://www.jennysangeet.com/post/la-meditación-no-es-una-práctica).

Esta práctica prepara a la mente para poder observar el silencio y después a mantener la mayor parte de la atención en este silencio, aunque aparezcan pensamientos, emociones y sentimientos.


Con esto ya estoy haciendo referencia a un hecho muy importante: ¡no hace falta que trates de forzar a tus pensamientos, emociones y sentimientos a salir de tu experiencia. Se trata de que los dejes en paz y no pienses o sientas intencionalmente. Permite que toda tu experiencia, sea la que sea, tenga el espacio para existir.

Al concederle el derecho de existir a algo, simplemente porque ya existe, al estar bien con lo que sea que llegue a existir, te permites notar el espacio alrededor de lo que está sucediendo, en lugar de entrar en resistencia hacia lo que ya está dándose en tu experiencia.


Esto cambia tu manera de vivir completamente:

Por un lado dejas de intentar deshacerte de experiencias que calificas como negativas y desagradables y por el otro dejas de intentar agarrarte o aferrarte a aquellas que consideras positivas y agradables, incluyendo al silencio del que trata este post.

Así cómo no es posible aferrarse al aire que está en la habitación en la que te encuentras, no es posible aferrarse al silencio. Y además, cualquier esfuerzo por aferrarte a algo o deshacerte de algo, se convierte en ruido mental que genera emociones y sentimientos y vuelve a empezar el ciclo que te lleva a vivir dirigid@ por ellos.


La libertad es vivir libre de ellos, en una especie de estado en el que requieres de esfuerzo sin esfuerzo. Esto quiere decir que no pones cero esfuerzo, porque no hay pereza, pero no hay ego tratando de hacer que algo suceda.

Te invito a reconocer esta libertad, este estado de esfuerzo sin esfuerzo en tu experiencia, utilizando el silencio entre estas palabras aquí escritas, para acceder a la libertad.













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